Siguiendo las recomendaciones del cultureta urbano, hoy
paseamos por el mercado de Ameyoko, uno de los mercados callejeros más famosos
de Tokyo. El paseo además te permite visitar la zona de la estación de Ueno,
donde además de pasear de manera muy agradable por el parque homónimo, uno puede
visitar algunos de los museos de Tokyo, entre ellos el de Ciencia (buscaré un
hueco en mi agenda para visitarlo…). Para nosotros, además, la zona tiene el
interés de estar al lado del taller de cerámica de nuestra amiga Akiko.
El mercado es muy entretenido y los precios, asequibles en
general. Además del pescado, tan famoso en Japón, uno puede ahora comprar unas
setas que valen bastante caras, ropa, te, algas, nori, fruta, etc. Pero también puedes
echarte unas cervezas en una terraza, un saque con ostras, o comer comida
callejerilla de varios países. El colorido y el ruido al estilo asiático no
faltan. Los voceadores además se suben a unas escaleritas para ser más visibles,
lo cual le da ya el punto definitivo a la zona. Extraordinaria idea ¡!! En los bares japoneses tradicionales me gusta
una cosa que creo haberla visto en España hace años, quizás en el norte. Las
mesas sobre las cajas de cerveza. Es una idea barata y acogedora, que le da al
bar ese punto tradicional que poco a poco se va perdiendo con la globalización.
El parque de Ueno fue el primer parque público de Japón!!!!,
así que podéis imaginar el simbolismo tiene entre los tokiotas. En él hay varios
estanques con multitud de lotos en el agua, templos y santuarios (ya estoy algo
saturado de templos, y eso que no hemos ido aun a Kyoto…), y mercados de comida
callejera, como unas patatas elípticas estupendas. Los lotos son unas plantas
acuáticas tipo nenúfares, cuyo semillero está muy presente en la comida
asiática. Pero si por algo es famoso este parque es por la floración de los
sacuras (el cerezo ornamental de Japón). Los sacuras son árboles tremendos,
antiquísimos, y uno puede imaginar el gran espectáculo que será este parque y
este país en el mes de abril, cuando la gente sale masivamente a pasear bajo
ellos y echarse mil y una foto. Los hay por todos los barrios. Yo suelo correr
por un camino de sacuras muy agradable. Ahora uno se tiene que conformar con su
otoñada, no tan espectacular como la del arce japonés, pero igualmente mítica y
agradable. Este año sin embargo, debido a la gran ola de calor del verano, los
sacuras están en mal estado, y muchos han perdido la hoja antes de llegar la
otoñada. Pero aún algunos se pueden ver bien rojos en las zonas más húmedas
junto al lago. Si tenéis ganas, entreteneros y poned “Ueno” en imágenes de google,
y os deleitaréis con las fotos primaverales de este parque.
A la tarde, y muy cerca de Ueno, visitamos el mercado de Kappabasi-dori,
un mercado enorme y especializadísimo de utensilios de cocina. Es toda una zona
de una calle, donde a ambos lados hay miles de tiendas, donde uno puede
encontrar todo lo que jamás pensó usar en su cocina, o si alguna vez uno estuvo
tentado de poner un restaurante o una cafetería. Es difícil explicar lo que hay
en estas tiendas, porque hay de todo y en cantidades y variedades descomunales,
a la vez que de muy buena calidad. Hay
tiendas que tienen de todo, pero otras están especializadas, como por ejemplo,
en cuchillos, palillos, hoyas, etc. Pero la que se lleva la palma, no por su tamaño sino por su originalidad, es la
de las comidas de plástico de imitación, muy famosas porque están en los
escaparates de muchos restaurantes japoneses. Creo que mejor no se puede hacer,
y estoy seguro que si os pongo una cerveza en casa, os la bebéis. El mercado
ofrece además unos balcones de un edificio en forma de taza, en consonancia con
el ambiente.
De camino al taller de mi amiga Akiko, dos cosas me llamaron
la atención. Las tiendas funerarias. Hay muchas, y venden pequeñas urnas y
altares para poner las cenizas en tu casa,
en tu oficina de trabajo, o en el jardín. Menos tétricas que las tiendas
de cajas de muertos. Otra, las gasolineras con los surtidores colgantes desde
el techo. Creo haberlos visto en otra parte del mundo, pero no me acuerdo donde.
El sábado lo despedimos con una estupenda cena informal,
made by us, en el taller de cerámica de Akiko. Hablaré un día más de este lugar
y nuestras reuniones…
ç
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