Como sabéis mi barrio está entre dos estaciones. La de Tama
Plaza es muy pija, llena de tiendas occidentales, moderna, con decoración
navideña desde hace un mes, y admiración de muchos japoneses. A mí no me
produce ninguna sensación, y salvo a comprar al supermercado 7 Eleven y a echar
unas cervezas o unas cenas en algunos restaurantes de la única calle típicamente
japonesa que hay, no voy. No obstante, es la que uso para bajarme del tren.
La otra es la de Azamino, más popular y donde la gente se
cruza los semáforos en rojo o por el medio de la calle. Va más conmigo. Es la
que uso para tomar el tren y para echar el café.
Entre las dos está la calle de la primera foto, la cual va
paralela a la vía del tren, aglutinando mucho tráfico. Es mi calle. Ahora está
muy bonita, con los árboles de otoño. Como se intuye en la foto, la calle está
en cuesta, ya que entre las dos estaciones hay una colina. Es un barrio de
muchas cuestas y desde lo alto de la colina hay bonitas vistas.
El primer día fuimos a comer a una ramería al lado de casa y
de mi lavandería, aunque hay muchas en todo el barrio. En la segunda foto hay
un ramen, que como conté en otra entrada, es un caldo tipo cocido, al que se le
echa pasta y otros ingredientes como carne, huevo y/o verduras. Es un plato
ideal para el invierno, y el caldo se va haciendo en unas perolas grandes, como
las que se ven en la foto.
La zona que yo visito con más frecuencia del barrio se
encuentra a un lado mi calle. Si uno sube la colina se encuentra el bonito y
familiar parque de Shinishikawa, con un tobogán de dos fases que mola mucho.
Si uno va bajando de esa colina se encuentra con la
Universidad de Kokugakuin, con un campus muy pequeñito. La mitad del campus son
dos campos, uno para futbol y rugbi y otro para beisbol. Hoy domingo había
partido de beisbol, y había como unas 20 personas viéndolo, sentadas detrás de
la red. Por esa zona yo voy a correr muy a menudo, por un camino precioso de
sakuras, que ahora está de puro otoño. Un día fui a correr al amanecer, a las 5
de la mañana, y los chicos del beisbol ya estaban en el campo, pero estaban arreglándolo
todo, limpiando, arreglando jardines, etc. Todos cuando paso (a esa hora o
cualquiera) me saludan. Quizás no vean tantos bichos raros como yo corriendo
por allí, un occidental con pelos en el pecho y corriendo muy lento. Imaginaos
cuando me vieron a las 5 de la mañana ¡!!
Pero hoy cuando he llegado la amabilidad de los chicos ha
sido mayúscula. Al verme entrar a tomar una foto, no solo me han dejado, sino
que me han dado un cojín para que me siente y vea el partido, y todo con una
exquisitez a la japonesa. Lo he hecho durante un rato, por supuesto. El béisbol
es el deporte nacional de Japón, y no se concibe Universidad sin su equipo.
Los chicos del futbol, sin embargo, son más tipo occidental,
y no me hacen ni puñetero caso cuando paso corriendo. Además, jamás los he
visto temprano. Se parecen a nosotros.
Pero lo sorprendente de mi barrio, en consonancia con muchas
zonas de Tokyo, como he comentado anteriormente, es que hay muchos rincones y
calles donde uno se siente como en el campo, como en la Alpujarra incluso. No
faltan las huertas familiares (hay muchísimas), los invernaderos, los viveros,
la ropa tendida al sol en las ventanas, las viejitas arreglando sus patios, los
niños jugando en la calle, …. Eso me encanta, desde luego. Ni que decir tiene
que en Madrid no me imagino algo así, y no quedaría ni una cebolleta al día
siguiente de plantarlas, ni un pensamiento, ni nada. Aquí la gente no las roba,
las compras en las tiendas…juju
Como una muestra más de civismo colectivo de barrio hoy he
visto dos escenas más, a las cuales no le hice foto. En varias zonas había
gente mayor, quizás vecinos o voluntarios o ambos, recogiendo las hojas secas
de los árboles y arreglando los jardines. En la misma línea he visto grupos de
viejitos y jóvenes recogiendo chicles con unos aparatitos con espátula a
distancia. Es bueno siempre pensar que las calles y los jardines no son del
ayuntamiento, sino que son nuestros, verdad?
Lo que también hay mucho son lavanderías. Yo uso una que
está junto a mi casa. Es normal, pues la gente no tiene tiempo para lavar y
planchar, y los japoneses usan muchas camisas. Van todos maqueadísimos y
elegantísimos. El primer día que fui me inscribí y me dieron unos vales
descuento. Cada vez que voy es una movida con el idioma (no saben inglés, las
chicas). Pero el día que se llevó la palma es cuando no llevé el ticket de
recoger la ropa que llevé el día anterior. Imposible comunicarse y que me
entendieran a lo que yo iba allí. Más aun, tratando de explicarme que una
etiqueta de cuero de unos pantalones se me podría estropear, o que los
pantalones de algodón son más caros. O que hay dos formas de entrega, comisas
dobladas o en percha. Cuando era imposible, la mujer llamó por teléfono para
que me fueran traduciendo, pero en ese momento se produjo el milagro, y entró
una chica que hablaba inglés ¡!!! Y todo dentro de una enorme cola que formé. Pero
la gente no se inmuta aparentemente, aunque por dentro me estarían echando las
siete maldiciones.
Al principio mi barrio no me gustaba, porque veía otros
mucho más bonitos y llanos, y más cercanos a mi Universidad. Pero ya me he
acostumbrado a él. Tengo mis dos o tres circuitos para correr, se las mejores
tiendas de pescado, los mejores restaurantes, donde ir a tomar una copa por la
noche, y sobre todo donde ir a tomar un café occidental de calidad en un sitio
tranquilo, leyendo o trabajando. Es en la cafetería Tullys. Aparte del queso y
a veces del pan, es de lo poco que echaba en falta en mi dieta diaria. El queso vale carísimo, hay poco, y malo.
Un dato de que ya llevo un tiempo aquí es que el otro día me
encontré en el super a una maruja que habíamos conocido en un bar de vinos. Ese
día estaba con su hijo celebrando la noche, y nos hicimos “amigos”, y los
invitamos a una botella de vino de Yecla (Murcia). Muy divertido.
Hoy me he atrevido a entrar en otro restaurante nuevo, en el
que he tomado una carne al ajillo riquísima que se va haciendo en el plato
(véase el humo en la foto). Uno se la pone en el arroz, y va tomándola con el
arroz. Sería nuestro equivalente a tomar el pan. La sopa de al lado suele ir en
muchos menús incluida, y es la famosa sopa miso japonesa.
Un día os hablaré de mi casa…
Pensaba que en Japón era fácil encontrar café de buena calidad. Habían escuchado que eran grandes importadores, sobre todo variedades destinadas al mercado premium.
ResponderEliminarSupongo que tambien habra buen queso y jamon iberico... pero..... Me muevo en ambientes de barrio...
ResponderEliminarCreo que aqui lo que mola es tomar te...Donde fueres, haz lo que vieres.....Me deprimi mucho cuando me cobraban 3 o 4 euros por un café aguachirri. Creo que tienen demasiados sitios de café aguachirri, y en Tokyo los sitios tradicionales de ritual de te se estan perdiendo. Yo no he visto...