domingo, 3 de noviembre de 2013

Un barrio de peso


Estoy seguro que si participas en el Concurso 1, 2, 3, responda otra vez, y Kiko Ledgard te pregunta ¿cosas peculiares de Japón, como por ejemplo, el sushi?, el Sumo aparece en los lugares destacados de esa lista de respuestas.

Hoy tocaba ir al barrio de Ryogoku, conocido por ser el barrio tokiota del sumo. En particular, y a espaldas del imponente y controvertido edificio mole del Edo-Tokyo Museum (se parece a un tori gigante, y es muy polémico), se encuentra el Ryogoku Kokugikan, o el Estadio Nacional de Sumo, que con capacidad para 12000 personas es, sin lugar a dudas, la meca mundial de este peculiar deporte.

No era día de suerte. El estadio estaba cerrado, no había combates, y al ser puente, la actividad en el barrio era bastante baja.

La temporada de sumo es bastante particular. Solo hay combates los meses impares, y dentro de dichos meses, solo dos semanas. Entre unas cosas y otras, solo tengo la oportunidad de ir a un combate la semana que viene y la siguiente. Cuando vaya pondré una entrada especial en el blog, por supuesto, dando detalles al respecto. Por ahora, os anuncio que una de sus estrategias para engordar es muy castiza, echar la siesta ¡!!!

El barrio, no obstante, ofrece paseos agradables lejos de los turistas. Como en muchos lugares, no falta la presencia de jardines japoneses (aunque sean pequeñitos), como el Kyu-Yasuda Garden, que además de ofrecer una pagoda preciosa, y unas vistas interesantes del Sky tree (una torre nueva, emblemática de Tokyo), ofrece un pequeño pero sobrecogedor museo gratis sobre el terrible terremoto de Kanto de 1923. El terremoto, de 7.6 en la escala de Richter, causó más de 100000 muertes sobre la zona de Tokyo y toda el área metropolitana. Lo peor fue el fuego, que con un tifón, se extendió por toda la zona, creando más de 2 millones de refugiados. Se hicieron famosas las “tormentas de fuego”. Hoy en día es impensable que un terremoto de esta magnitud produzca tal desastre. No en vano hace unos días tuvimos uno de 7.2. Creo que los científicos tendrán algo que ver en estas mejoras. En las fotos se ve el sismograma y una de las muchas fotos de refugiados en tren. Contrasta con los trenes repletos de ejecutivos mañaneros dormidos con elegantes carteras, y de marujas con kimono repletas de bolsas del 109. No obstante, no estamos exentos de algo así, así que “cross the fingers”.

De paseo por el barrio, con la feliz idea de encontrarnos con los luchadores de sumo, vimos varios dojos, o centros de entrenamiento. En realidad son como casas normales, pero con algunas plaquitas en la puerta que las distinguen, y si miras por las ventanas llegas a ver los tatamis con un círculo en el cual entrenan (muestro la puerta de uno de ellos). Todo estaba cerradísimo, así que hasta los jugadores de sumo se van de puente ¡!!!! Venga, hombre, que engordáis de tanto comer….!!! jajajaj

Y hablando de puentes, en ciertas fotos podéis ver las magnificas infraestructuras de carreteras y puentes volantes, muy numerosas en Tokyo, pues de hecho son un emblema de Japón. El rio que cruzan es el Dumidagawa (todo lo que acaba en gawa es rio, al igual que lo que empieza por guadal en español). Es el rio más grande de Tokyo, que finalmente forma la famosa bahía de Tokyo, eje de las olimpiadas de 2020, si es que alguno vio la presentación de su candidatura hace un par de meses, antes de tomarse un “relaxing café con leche” con La Botella.

De paseo hasta barrios contiguos nos encontramos con una de las costumbres tokiotas domingueras. Las barbacoas!!!!. Algunas son gratis (habrá ostias para pillaras). Pero otras las alquilas por tiempo, pues te ofrecen mejores infraestructuras, y bebida ¡!! Me dio envidia, y una vez que pase esta fase de turismo, espero hacer una y probar las ricas salchichas japonesas frente a un templo¡!

Otra zona de interés “findesemanero” tokiota es la zona de libros de segunda mano de Kanda. Se estima que en la zona hay 160 librerías de segunda mano, y unos 10 millones de libros. Podéis ver en las fotos lo que montan en la calle, repleta también de chiringuitos de comida. Nosotros nos pillamos unas tortillas coreanas de pulpo, que también podéis ver en las fotos, riquísimas!!

Cerca, está otro barrio, el de las tiendas de deporte. Nos probamos un bañador, pero aquí los bañadores son raros, muy cortos, te suben el culo. Creo que los culos de los japoneses son más respingones. No obstante, ahora toca el ski, pues el invierno está llegando. De hecho, muchas estaciones de ski ofrecían sus descuentos en chiringitos en la calle.  Muchos japoneses estaban locos comprando palas de snow, cuyo tamaño les duplica su altura. Seguro que os hacéis la pregunta, ah ¿pero hay nieve en Japón? Los más viejos como yo pronto encontrarán la respuesta recordando a Paquito Fernández Ochoa ganando el oro en las olimpiadas de Saporo. También hay otra estación famosa en Nagano, cerca de Tokyo, donde fueron las olimpiadas de 1998. La costa noroeste es de hecho una de las más nivosas del mundo, con nevadas de metros y metros. Hace poco leí un libro de gueisas que estaba precisamente ambientado en esta zona, y estas nevadas, pero no recuerdo su título. En esa zona confluyen las corrientes frías de Siberia y las cálidas del Pacífico, y catapum!. Seguro que recordáis que el año pasado muchas zonas quedaron colapsadas. Podéis ver fotos en internet, con los coches minimizados por paredes de más de 10 metros de nieve. Pues sí, nieva en Japón…y mucho!!! Que Japón es un país muy montañoso !!!!!

Prosiguiendo nuestro paseo tomamos una de las fotos que os muestro, donde se ve un canal y dos trenes, con el barrio de Akihabara al fondo. Si uno es paciente puede llegar a ver 6 trenes al mismo tiempo, pues hay 3 líneas. Es fascinante la infraestructura ferroviaria de este país. Como la nuestra, verdad?!!!!! Que la estación de AVE de Antequera está a 20 km, en tierra de nadie, y hay un talgo diario Granada-Madrid, que además, va para el sur antes de ir al norte!!! Viva los grandes ingenieros y políticos!!!

El paseo no podía acabar sin un templo. Yo me temía lo peor, otra boda!!! Pero no fue así, y la sorpresa fue mayúscula. Podéis verlo en el video que adjunto. Al final del espectáculo, el dragón se bajó al público a hacer como que mordía a la gente, algo que para la religión sintoísta (siempre basada en el buen rollito de la buena suerte) da buena suerte!!! De hecho, había hasta una maquinita (los japoneses tienen maquinitas para todo), con el dragoncito, que tu le echas monedas y te echa la buena suerte. Los dragones orientales no son malos, como los occidentales, sino que son representantes de las fuerzas vivas de la naturaleza y el universo, y símbolo de buena fortuna. No echan fuego, tranquilos!!!! Echan yenes!!!!


Nuestros zapatos sí que siguieron echando fuego, pero eso ya os lo contaré en otro episodio…..



























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