Si bien LA no tiene edificios de interés, hoy domingo he aprovechado para visitar un par de los destacados.
El primero está en el centro oficial de LA, llamado Downtown, una zona de negocios y oficinas centrales de esta ciudad, donde se concentran unos cuantos rascacielos (nada que ver con NYC), básicamente desierta en domingo, salvo algunos vagabundos. En una parte del Downtown hay varios edificios de teatros y conciertos, entre los que se encuentra el Walt Disney Concert Hall, un edificio que habla por sí solo por ser otra obra más del arquitecto canadiense Frank Gehry, casi idéntico a primera vista al Guggenheim Bilbao. Sin embargo, ni el entorno, ni el interior del edificio tienen mucho que ver con el estupendo y adorado museo bilbaíno. Gehry no se puede quejar de lo bien que ha sido acogido en el País Vasco, donde diseñó también las famosas bodegas alavesas de Marqués de Riscal. El ambiente hoy domingo era estupendo en la zona de conciertos de Los Angeles, pues tocaba la Filarmónica en el Walt Disney Concert Hall, y había varios teatros y conciertos en otros edificios. Es la zona donde más gente arreglada he visto desde que estoy en LA, aunque había gente vestida de mil maneras, y mil edades. Por cierto, que ya están a la venta las entradas de una ópera interpretada por Plácido Domingo el próximo mes de marzo.
Después, cerca del Downtown, he visitado por fuera el mítico Memorial Coliseum de Los Ángeles, el estadio olímpico de los juegos del 32 y del 84. De hecho, es el único estadio olímpico que ha albergado dos olimpiadas. Su estilo es neoclásico en la portada, que al estar abierto y a un nivel inferior a la calle, le da un aspecto precioso. Es la sede oficial del equipo de fútbol de la USC (Los Troyanos, eternos rivales de UCLA), Universidad del Sur de California, privada y de muy restringido acceso, vecina al estadio. De hecho esta Universidad fue la villa olímpica de los juegos del 84.
Yo recuerdo aquellas olimpiadas con mucho cariño por dos hechos. Primero porque fueron las primeras en las que fui muy consciente de las Olimpiadas, y hasta un fan televisivo (tenía 17 años). Y segundo, porque fueron las olimpiadas de la mítica selección española de baloncesto de Corbalán, Epi, Margall, Fernando Martín, Jiménez, Romay , etc., que ganó la medalla de plata, enfrentándose en la final a la no menos mítica selección americana de Michael Jordan y Pat Ewing. Recuerdo aquellos partidos, cuando nos levantábamos al amanecer, y sobre todo aquella impresionante semifinal con Yugoslavia, a la que tumbamos. Ahora España gana muchas cosas, Yogoslavia ya no existe, y los profesionales americanos tienen permitido jugar en las olimpiadas. Como cambia el mundo¡¡¡ En la puerta del Memorial Coliseum de Los Angeles, a ambos lados, uno puede ver el palmarés de aquellas olimpiadas, sorprendiéndome gratamente, por ejemplo, como un argentino ganó la maratón del 32. También Argentina era un país próspero por aquella época¡¡¡
Después he dado un paseo por la zona del Memorial Coliseum, donde está el Jardín de Rosas con muchas parejas de enamorados, el Museo de las Ciencias, el Museo Aeropespacial, y el Museo de Cultura afromericana en Estados Unidos, entre otros.
Todo en un día de domingo todavía con el grato sabor de boca a la carne asada que comí anoche en casa de Glenda y Garry, un matrimonio de avanzada edad, que conocí en la casa de Yosemite. Cuando nos despedimos en Yosemite, me dieron un cutrepapelito con su número de teléfono, que no perdí ni tiré, sino que usé. A mi mensaje, recibí hace tres días la siguiente respuesta “We would love to have you over for dinner Saturday at 6:30”, qué interpreté como que me invitaban a cenar. Así que me compré mi botellita de vino de Marqués de Cáceres para no ir de vacío, y me presenté en su casa de Santa Mónica, donde viven solos. Una casa que no tiene nada que ver con la mía, más grande (de tipo dúplex), remodelada, con calor, ordenada, y sobretodo LIMPIA¡¡¡¡¡ Cuando llegué estaban en la cocina, integrada en el salón, y me dieron una copa de vino francés blanco a la vez que nos comíamos unas tapas de pie en la misma encimera de la cocina, durante la hora que estuvimos cociendo la pasta, haciendo la barbacoa, la ensalada, etc. Todo muy informal, como son los americanos, a la vez que para nada arreglados ni pintados para recibirme. Los dos amabilísimos, me hicieron sentir como en mi casa. Allí estuvimos hasta las 11 de la noche cascando, comiendo y bebiendo vino de California. Garry es un enamorado de los vinos, y dice que la próxima vez me llevará a visitar bodegas.
Él es de una ciudad al norte de LA y ella de Trinidad (una isla del Caribe, antigua colonia británica), y los dos son totalmente americanos en su cultura. Él está retirado, trabajaba en el ayuntamiento de LA en temas de presupuestos y finanzas. Ella también trabaja en el ayuntamiento (de hecho allí se conocieron), en temas de SIDA. Ella no tiene hijos, y él sí, uno, pero está trabajando en NYC, de 30 años. Así que se les ve un poco sólos, lo cual parece ser la tónica habitual de las familias americanas, estar separadas. De hecho, me contaron que este era uno de los dramas sociales de los americanos, y que les da envidia como la gente de Europa y de Asia, especialmente de los países mediterráneos, mantienen la estructura familiar, que además sirve de apoyo cuando alguien tiene problemas. A él se le murió la mujer, y se casó con Glenda, que es mucho más joven que él, hace 10 años. Se les ve con bastante nivel de enamoramiento, y de buena convivencia en casa. Él parece ser que hace muchas de las labores de la casa, como planchar, hacer comida, etc.
Cinco horas de charla dieron para mucho, hasta el punto de que al final mi nivel de inglés se saturó, y me dolía la cabeza. No podía más¡¡¡ Por supuesto hablamos de mil cosas. Son las primeras personas que claramente me han contado los dramas y las miserias de los americanos, como la cantidad de pobres que hay, la falta de coberturas sanitarias y de pensiones, etc… Los Angeles tiene el 20 % de pobres, especialmente negros y latinos. Igualmente, me dijeron que aquí los ricos no son millonarios, sino billonarios, lo cual no deja de ser otro drama, el contraste entre unos y otros.
Entre curiosidades, Garry me contó que le tocó hacer la mili durante la época de la guerra de Vietnam, durante dos años, pero que él tuvo la suerte de que lo destinaran a otro frente más tranquilo, Corea del Sur, aunque muchos de sus compañeros de clase y amigos murieron en Vietnam.
También me contaron como vivieron terriblemente el 11 de septiembre (el nine eleven, como ellos lo llaman), donde también tenían amigos que murieron. De hecho siguen traumatizados, con mucho miedo ante otro atentado, incluso aquí en Los Angeles.
Hablamos mucho de política americana. Tienen a Ronald Reegan como uno de los presidentes más listos y mejores (eso ya me lo han dicho varios…), aunque me contaron como en aquella época había una superinflación terrible, lo cual me hizo recordar a lo que me contaba Rosita de Argentina en la época de Alfonsín. Garry me dijo que se iba a las colas de los supermercados a las 5 de la mañana para pillar los productos más baratos, y que era una locura, porque la gente no sabía vivir en esas circunstancias. Otra prueba más de que todo cambia…
Por cierto, son vecinos del arquitecto Frank Ghery (vive en Santa Mónica), al que ven a menudo paseando, con el periódico, etc… Casualidad¡¡
Total, un estupenda noche de sábado, que supuso una auténtica integración en la cultura americana por mi parte, en un ambiente limpio, ameno, distendido y saludable. Repetiremos cuando vuelva…
No hay comentarios:
Publicar un comentario