sábado, 28 de diciembre de 2013

Se acerca el fin de año

Suenan campanas de fin de año en el mundo. Japón no es ajeno a ello. Todo lo contrario. El fin de año es la fiesta más importante de este país. Y eso se nota mucho en el ambiente.

Para mi sorpresa mucha gente se toma unas vacaciones que rondan la semana. Especialmente se nota en las Universidades y colegios. No hay clase desde hace varios días y no lo volverá a haberla hasta el lunes 6 de enero, aproximadamente.

La gente viaja mucho en estas fechas, que básicamente son celebradas en este país con un claro carácter familiar, como si fueran nuestras Navidades. Por supuesto que la gente también viaja por turismo, tanto dentro como fuera del país. Eso hace que ya sea casi imposible comprar un vuelo interno, un billete de bus o de tren.

Pero también la gente consume más de lo que habitualmente lo hace. Si habitualmente consumen muchísimo, en fin de año es directamente la locura compradora. Pero una característica esencialmente diferente de nuestra cultura es que ellos despiden el viejo año tratando de eliminar las malas cosas que han sucedido. Nosotros creo que no lo llegamos a hacer así, sino que básicamente pedimos que ocurran buenas cosas en el nuevo año. La diferencia es sutil pero es de enorme relevancia para comparar nuestra cultura. No es lo mismo pedir cosas buenas, que eliminar y aprender de lo malo que ha acontecido, para no volver a repetirlo. En este sentido, me gusta más la cultura japonesa. Creo que es más constructiva.  Y en esa línea de eliminar lo malo, los días previos al fin de año, son días para hacer la limpieza a fondo de las casas, de las empresas, de las oficinas, de todo…..

Yo hace unos días vi una enorme revolución en un despacho de becarios y laboratorio del grupo de investigación vecino nuestro. Estaban limpiando de manera obsesivamente profunda y sacaron todos los muebles al pasillo. En su día no le di importancia, pero ahora lo entiendo todo!!!!

También es época para ir a la montaña y cortar un pino para ponerlo a la entrada de la casa o dentro de la casa. Es su árbol de fin de año. Tienen una fecha límite para ello, más allá de la cual está prohibido cortarlos.

También es época para hacer reformas en las casas o construir nuevas. Pero eso es por un motivo de planificación económica y fiscal. El japonés es muy planificado para todo, y por supuesto planifica sus gastos en un momento del año. Ayer Mizutani nos lo contó. Planifican en una determinada fecha, que suele ser la primavera, de tal forma que ahora a fin de año tienen que saldar los gastos mayores relativos a reformas, etc, para llegar limpios a la primavera. De hecho, se ven muchas obras de diversa magnitud. Y ahora lo entiendo.

Mizunani nos lo contó porque ayer a la mañana nos invitó a comer a su casa. Junto a su mujer y su niño, vive en una casa unifamiliar muy confortable bastante a las afueras de Tokyo, cerca de una población llamada Machida. Fue a la estación de tren a recogernos con su Suzuki y su niño. Pero una vez más los japoneses me sorprenden por como organizan las cosas. En esta ocasión la invitación consistió en hacer juntos la comida. Su mujer, que habla algo de español y un perfecto inglés, es vegetariana, a la vez que una cocinera estupenda. De hecho da cursos de cocina. Y a nosotros nos fue explicando pasa a paso como se hace una sopa miso, un buen tofu en tempura, y un buen soba con una salsa especial de unas verduras trituradas. Y os preguntaréis qué es el soba. Aparentemente son fideos, pero no son de pasta, y es habitual comerlos en fin de año pues se les asocia con una larga y próspera vida. Son de un cereal llamado soba en Japón, y de color marrón. Nosotros lo hemos comido mucho durante nuestra estancia, pero nunca me he parado a pensar que es. Y en realidad es un cereal llamado alforfón. No es alfalfa, sino alforfón. Yo no tenía ni idea, pero parece ser que se usaba hace muchos años en España, y que ahora por influencia asiática está volviendo a usarse. Y la mujer de Mizutani nos descubrió otro secreto. El soba es justamente el ingrediente con el que hacen las famosas Galettes en Francia, esas bases de crepes salados tan ricos. He comido muchas Galettes en Francia durante nuestra época afrancesada, pero jamás me podría imaginar que estaban hechos del famoso soba japonés.

Igualmente a lo que ocurre en España días antes de la Navidad, el fin de año es época para hacer fiestas para dejar atrás los malos rollos del año anterior. Y en esta línea, nosotros ayer fuimos invitados por el Prof. Wakayama a su fiesta del grupo de investigación para despedir el año que celebraron en un restaurante tradicional de barbacoa japonesa, para quemar los malos rollitos. Este tipo de restaurantes se llaman Yakiniku. Por supuesto que nuestra cena estuvo precedida por una reunión de trabajo conjunta en la que nos hicimos exposiciones diversas y discusiones científicas durante un par de horas, con una posterior visita a sus estupendos laboratorios. El trabajo que no falte en Japón¡!!

El restaurante estaba en un sitio inhóspito, en medio del campo. De hecho, tuvimos que recorrer un sendero en medio del bosque. El sitio era bonito, con espacios de madera diáfanos, pero más frio que un granizo.  Luego allí, uno se sienta encima del tatami, rodeando un fuego sobre el que se van poniendo las viandas crudas. Las fotos son bastante claras y explicativas. Lo llamativo del restaurante es que pone pajaritos silvestres, fundamentalmente codornices y golondrinas!!!! Yo no las probé. Tras la carnada, nos pusieron un perol de sopa miso que se cuelga directamente sobre el fuego para que siempre esté caliente y uno se vaya sirviendo. Y como siempre, todas las comidas acaban con el arroz, por si te has quedado con hambre. En este caso nos sirvieron arroz con una salsa de pasta de patata. Hidratos por un tubo!!! En las fotos se ve como se sirve.

Pero por supuesto el producto estrella de estas fiestas es el sake o licor de arroz. En este caso, el sake se pone en unos vasitos de barro sobre la barbacoa, y se va calentando. Se toma caliente, y resulta agradable. De todas formas, los efectos son inmediatos y hacen maravillas. El tímido japonés empieza poco a poco a enrojecerse (no de vergüenza) y comienza a convertirse en una persona muy divertida y parlanchina. Es una de las grandes características de este país, que ya he comentado en más de una ocasión. El cambio de la gente con el alcohol es mil veces mayor que el que sufrimos los españoles. No porque los españoles estemos acostumbrados a beber más (los japoneses beben mucho), sino porque el japonés sin alcohol es una persona tímida y reservada. Tras la diversión, el japonés vuelve a su estabilidad el día siguiente, siendo esto algo que nos choca enormemente. En realidad, no es un “si te he visto no me acuerdo”. Es simplemente una vuelta a su estado natural, como la que hacemos todas las personas tras el paso de los efectos del alcohol, solo que su estado natural es diferente al del latino.

A nuestra salida del restaurante intentamos tomar el tren de vuelta, pero no funcionaba. La razón en estos casos no suele ser un fallo del sistema. Eso ocurre en un 0.000001%. La razón era uno suicidio más. Son numerosos los suicidios en los trenes, quizás por la facilidad de hacerlo. Pero fastidian a muchas personas. Este país y esta ciudad se vertebran por el tren. Si el tren falla, el sistema se paraliza, y todo cambia. Actualmente la familia del suicidado tiene que pagar los costes de recogida y limpieza, que son muy elevados.

A nosotros no nos quedó más remedio que irnos a un bar tipo Izakaya, y seguir bebiendo sake y highboru (un cubata de whisky rebajado) con unos boquerones fritos extraordinarios y tremendamente parecidos a los andaluces. Me pareció estar en Málaga!!! Otra característica de los japoneses es que les gusta poner sobrenombres graciosos a la gente (como apodos). Nosotros les contamos como se dice boquerón en español. No sé por qué les encantó tanto que se lo pusieron de mote a uno de los estudiantes allí presentes. Pobre hombre si va a España un día y pide un plato de boquerones!!!

El problema de los suicidios y las segundas fiestas es que uno corre el riesgo de quedarse sin trenes para volver, lo cual además en pleno invierno es muy duro. Y básicamente eso es lo que casi nos pudo pasar. El taxi es carísimo, y puede costar como un billete de avión a Estados Unidos. La sociedad japonesa sin embargo tiene recursos para el momento en el que ya no hay más trenes para volver a asa, y está bien visto quedarse a dormir en los bares o restaurantes que permanecen abiertos toda la noche, o en las estaciones. De hecho, mucha gente borracha es incapaz de volver a su casa por sus propios medios, y obligatoriamente tienen que optar por esta opción de dormir en un MacDonald.

Nosotros intentamos a toda costa volver a casa, y aunque amablemente ayudados por un profesor de la universidad que habíamos visitado, pasamos por uno de los peores momentos desde que llevamos aquí. Los horarios de los trenes eran caóticos, por el suicidio maldito, así que no sabíamos qué podría ser de nosotros. El frio era espantoso, y además teníamos que tomar tres trenes diferentes. Nuestro amable amigo estaba igualmente en condiciones complicadas para ayudarnos. Tuvimos que correr mucho de una estación a otra y preguntar localmente para tomar ciertas decisiones. Lo de preguntar en japonés no es fácil. 

Afortunadamente, cuando ya nos vimos en el último de los trenes que esa noche llegaba a casa me relajé tanto que casi me duermo y me paso de estación. Otro peligro más!!! El panorama en el metro era dantesco. El 95 % eran hombres. El tren bastante abarrotado, y el 70 % de ese 95% iban dando tumbos en condiciones complicadas. El ser viernes y comienzo de vacaciones de fin de año anima mucho a la gente a beber saque en abundancia. Y como habréis podido adivinar la mujer pinta poco en esta historia, diríamos que nada. Juega en otra liga diferente de la sociedad.  

Cuando llegamos a nuestra estación y creíamos que ya no nos podríamos sorprender más, a eso de las 2 de la madrugada, contemplamos con enorme asombro como el gran supermercado que hay justo en la estación (una especie de corte inglés enorme), estaba totalmente abierto. Pero la sorpresa no fue solo esa, sino que además estaba abarrotado de gente comprando comida. Muchos de ellos venían de esas hordas de gente que vuelve en el tren de celebrar el famoso viernes japonés, y que no se resignan a acostarse sin una última compra. Tengo que confesar que me compré unas galletitas de chocolate… perdón….

Se acuesta uno de nuevo con la sensación de que vive en otro mundo….  




















martes, 24 de diciembre de 2013

Feliz Cumpleaños, Emperador

Ayer 23 de Diciembre fue Fiesta Nacional en Japón. Navidad? No. Aquí no se celebra la Navidad.

Fue el cumpleaños de Akihito, el Emperador. Y además, nada más y nada menos que el 80 cumpleaños. 

Akihito accedió al trono de Japón en 1990, tras la muerte de su padre, el emperador Hirohito, quien había gobernado el país durante la 2ª guerra mundial. De hecho, tras el asedio y bombardeo de Tokyo, Akihito fue retirado de Tokyo con solo 12 años. Otros niños no creo que corrieran la misma suerte. No obstante, durante su reinado, Akihito pidió perdón a China y Corea por la ocupación hace ya bastantes décadas (hay una película estupenda al respecto (Ciudad de Vida y Muerte).

Akihito tiene tres hijos, dos hijos mayores y una hija, la menor. El mayor, Naruhito, es el heredero. Su esposa, la princesa Masako, es muy popular en Japón por su belleza y su gran formación en Harvard. Pero Naruhito y Masako solo tienen niñas, así que el heredero tras Naruhito, es el hijo de su hermano, el príncipe Fumihito, conocido por el pueblo japonés como “el del bigote y el pelito largo”. Su hijo, el príncipe Hisahito, si no cambia la aun estricta ley japonesa que prohíbe a las mujeres acceder al trono, será el emperador de Japón tras Naruhito.

Aparte de ser día de fiesta y no trabajar, es el día ideal para poder visitar los jardines del palacio imperial situado en pleno centro de Tokyo. Solo este día y el 1 de Enero, esto es posible. El palacio es enorme y está rodeado por un foso de agua de 5 km de perímetro, que se ha convertido en una ruta para correr muy famosa en Tokyo con duchas y vestuarios.

Nosotros no faltamos a la cita, y espléndidamente guiados por nuestro amigo Riky (marido de Akiko), nos dispusimos a hacerlo. A la entrada, unos chicos vestiditos de militares te dan la banderita de Japón con las dimensiones perfectas para que todas sean iguales. Desde ahí hasta llegar al palacio hay como 1 km, totalmente repleto de guardias de seguridad, haciendo del evento algo perfectamente organizado. A pesar de casi 4 meses en Japón aun me sigue sorprendiendo la capacidad organizativa y lo minucioso de este pueblo. Era imposible ir hacia atrás o pararse. De lo contrario, se rompe el orden y los japoneses desesperan.

A nuestra llegada a la puerta de Palacio una multitud de gente y prensa esperando la salida al balcón acristalado de la Familia Real. A las 11 en punto, y sin el más mínimo retraso, Akihito y su señora, junto a sus tres hijos y dos nueras, asoman por el balcón vitoreados por el perfecto y acompasado sonido de las numerosas banderitas de los asistentes. En su discurso, y en no más de 5 minutos, además de dar las gracias por felicitarle su 80 cumpleaños, alusiones a los dos problemas recientes de Japón, el desastre de Fukushima y las victimas del pasado tifón del mes de octubre. Nada de alusiones a independentismos ni a la economía. Eso aquí no preocupa.

Una cosa interesante de Japón es que al igual que en España, la bandera tiene ciertas connotaciones nacionalistas (o si me apuras, fascitas), hasta el punto de que es un símbolo que no aparece en casi ningún lugar del país ni se usa como souvenir. Todo lo contrario a Estados Unidos, por ejemplo. De hecho, Japón hasta la 2ª guerra mundial tenía otra bandera, la del sol naciente, con los haces de luz. Pero esa bandera fue modificada, para dejar de asociarla al alineamiento que tuvo Japón en la 2ª guerra mundial con la Alemania de Hitler. Así que en todos lados cuecen habas. De hecho, a nuestra salida, vimos varios coches de manifestantes con la antigua bandera de Japón, poniendo el símbolo naci dentro del famoso círculo rojo.

Para nosotros el día acabó con una entrañable cena en casa de nuestros amigos Riky y Akiko, quienes nos tenían preparados polvorones hechos en Japón y turrón Jijona de Alicante (el blando). La noche la redondeamos viendo villancicos en videos del Canal Sur. Que bonito es internet ¡!!

Durante la tarde además, las televisiones japonesas no paraban de dejar de poner reportajes del 80 cumpleaños de Akihito. Juega al tenis y aún conduce con su coche dentro del Palacio Real. Además, se le ve una aspecto físico saludable, tras haber superado un reciente bypass de la coronaria y un cáncer de próstata hace 10 años.

Aprenda, Don Juan Carlos, el tenis es más saludable que irse de cacería de elefantes a África y hacer regatas en la bahía de Palma. Ah, Don Juan Carlos, por favor, y además pida perdón por lo de su hija y su yerno de una maldita vez ¡!! Aun le podemos creer...

Aquí en Japón la familia real es vista igualmente como algo medio inservible, y curiosamente, produce mucha risa. Incluso lo de las banderitas produce risa. Así que, en todos lados cuecen habas…

De hecho, ayer en Japón era más noticia la fase de clasificación de patinaje sobre hielo a las olimpiadas de Sochi que el cumpleaños de Akihito. 

Ah, alguien sabe cuando es el cumpleaños de D. Juan Carlos? Pues quedan pocos días, así que a ver si le hacéis un regalito....





















domingo, 22 de diciembre de 2013

A la sombra de Tokyo

Yokohama siempre estuvo y quizás siempre estará a la sombra de Tokyo. Es verdad que Tokyo no solo cuenta con esta ciudad en su área metropolitana. Hay muchísimas a su alrededor. Pero Yokohama tiene una peculiaridad, y es que es la segunda ciudad más poblada de Japón. De hecho, mucha gente va a trabajar de Yokohama a Tokyo diariamente dando lugar a unas avalanchas humanas en los trenes que son difíciles de abordar. Justo en mi estación, Azamino, se produce una de esas entradas, y yo por las mañana me las veo y me las deseo para cruzar en perpendicular la riada humana que sale del metro procedente de Yokohama.

Durante el día, debido a este éxodo de gente, Yokohama deja de ser la segunda ciudad más poblada de Japón, y pasa a ser Osaka. Por la noche, de nuevo, tras el éxodo de vuelta, Yokohama recupera su lugar.

Su importancia radica fundamentalmente en su puerto marítimo de mercancías y pasajeros, ahora tremendamente activo con la política del primer ministro Abbe, que tras depreciar la moneda (el yen) ha conseguido que Japón se dispare en las exportaciones. Muchas de ellas salen del puerto de Yokohama.
Ayer sábado toco dar un paseo por dos zonas cercanas al centro de esta ciudad. Su paseo marítimo y el famoso barrio chino. El primero es agradable y ofrece unas vistas estupendas de los rascacielos de otras partes de la ciudad, así como del gran puente que conecta Yokohama con el aeropuerto de Haneda. Si uno cruza ese puente se da cuenta de la enorme actividad industrial y de mercancías del puerto de Yokohama. Nada parecido existe en España, por supuesto.

Desde el puerto de Yokohama, y tras observar un nuevo espectáculo a la japonesa como darle comida a mano a las gaviotas, uno tiene a tiro de piedra el mayor barrio chino de Japón. No hay ciudad o pueblo en el mundo que no tenga presencia china, o directamente barrio chino. Este, bajo mi punto de vista, está algo japonesizado. Y aunque es cierto que es grande y hay muchos restaurantes chinos, no da la sensación, como en los barrios de San Francisco o Los ángeles, de ser un barrio de vida china. No obstante, el paseo merece la pena, y cambiar un poco de comida nunca viene mal. China y Japón siempre han estado de gresca, y ahora su ambiente está más que tengo por una isla estúpida en el mar de Japón, y por que unos estarán envidiosos de los logros de los otros. El caso es que entre China y las dos Coreas, el gobierno del primer ministro japonés Abbe ha decidido ni más ni menos que aumentar el presupuesto de defensa un entre un 5 y un 10 %, y comprar muchísimo armamento principalmente a Estados Unidos, e inundar aun más las playas de Okinawa de bicharracos que atemoricen al gigante asiático. La medida la he comentado con algunos colegas japoneses, y por supuesto es tremendamente impopular.  Japón, tras la 2ª guerra y sus bonitas bombas nucleares, había dejado de tener ejército y pasó a ser un país en paz.

Ya hace unos días, tras mi visita a Hirosima me hice la pregunta de si los japoneses y el mundo aprendería de la desgracia de la bomba nuclear. Parece claro que mi respuesta es más que cierta.

A nuestra despedida del centro de Yokohama nos encontramos con un nuevo tumulto de gente, esperando entrar al famoso Yokohama Stadium, un estadio de beisbol que alberga a uno de los grandes equipos de este país, el YokohamaBayStarts (las estrellas de la bahía). Pero en esta ocasión no eran las estrellas de la bahía los que iban a jugar, sino las ultasfamosisimas 48 niñas que comenté en una de mis entradas, las Akihabara48 ¡!!!!!! No hay nadie que las pare en Japón, y sus fotos se cotizan muy muy al alza entre sus numerosos fan que esperan impacientes a verlas en este colosal estadio. Yo tengo que confesar que me quedé con las ganas de entrar.

Desde ahí, y cuando se hace la noche, al japonés no le queda otra cosa que practicar su gran afición. Comprar. Ya lo he comentado en más de una entrada, que el consumo en Japón es lo que sostiene a este país. No hay quien les gane. Ni los chinos ni los americanos. Y con este consumo, esta economía no se va a venir abajo, no hay duda. Todo vale, los supermercados, las tiendas de regalos, las de ropa, los cafes, las tiendas de perros, todo está lleno y muy lleno ¡ Es obvio que el consumo genera trabajo. En España no hay consumo, y por tanto, al no necesitarse nada, los negocios se mueren.

La pregunta que nos podemos hacer es en este momento,   ¿Por qué no consumimos más en España y así creamos trabajo? La idea parece fácil, pero es imposible romper el círculo vicioso.  Si no hay trabajo, no tienes dinero, si no hay dinero, no hay consumo, si no hay consumo no se tiene por que producir nada, si no se produce nada, no hay trabajo. Y vuelta a empezar….

Qué secretos tiene Japón para que su círculo vicioso sea justo el contrario. Muy fácil. Hay varios secretos a voces. Tienen una elevada producción interna. No dependen del exterior casi de nada, y además tienen mucha imaginación para producir muchas variantes de todo. Cuando uno compra un coletero para su sobrina, no hay 100 coleteros disponibles, sino 1000 o 10000.

Tampoco depende de la energía del exterior, toda la producen ellos, con todo lo malo que eso pueda acarrear.

¿Y cómo es que ellos son capaces de producir de todo, sin depender de otros países, y además producir miles de variantes de cada articulo y dar solución a todas las necesidades? Pues muy fácil. Investigan mucho (hay mucho dinero para investigar), dan mucho apoyo a las empresas para investigar, desarrollar y crearse, y además trabajan muchas horas y muchos días al año. Solo tienen 15 días de vacaciones al año, y muchos no se los toman porque está socialmente mal visto. Ah, se me olvidaba, otro secreto. Robar está mal visto. Ah, se me olvidaba, otro secreto. La clase política tiene un cierto nivel cultural y técnico. Ah, se me olvidaba, el pueblo piensa en el pueblo, no en cada uno mismo. ….. Me da la sensación de olvidar más secretos, pero con estos basta para darse cuenta…

Siento amargar las Navidades….pero Feliz Navidad ¡!!! 


















sábado, 14 de diciembre de 2013

Un paseo sin mayores pretensiones

Cuando uno está mucho tiempo en una ciudad, llega el agradable momento de que ya ha visto las mayores atracciones turísticas y comienza a rebuscar los pequeños detalles y lugares de la vida diaria, animado también porque tras tres meses ya se siente más confiado para moverse. Es menos fácil perderse.

Dos de las estaciones importantes de mi trayecto diario en tren a la Universidad son, Futako-Tamagawa y Mizonukuchi. Ayer, como actividad de sábado, decidimos recorrer ese camino a pie y echar así el día fuera.

La estación de Futako-Tamagawa  está justo al borde del rio Tama, que separa Tokyo de Kawasaki. El río tiene un cauce muy grande, pero su caudal se restringe a la zona central del cauce. El resto, cuando el río lo permite, se usa para actividades deportivas (no para construir como en España ¡!!!!), principalmente beisbol, pesca y correr. Sorprende que en una de las ciudades más grandes del mundo y más densamente pobladas, uno pueda encontrarse pescadores cazando truchas con mosca. Ni que decir tiene que eso es impensable en Madrid o Barcelona, donde los ríos son básicamente estercoleros.

Nosotros entablamos un poco de relación con uno de los grupos de beisbol. El beisbol es el deporte nacional de Japón, el número uno. Este deporte fue introducido en Japón por un americano en el siglo XIX, y cuenta con una liga profesional llamada NPB de gran nivel. Está presente en todos los barrios, donde hay muchos estadios locales, y por supuesto en los colegios y las universidades. Las redes que hay en los estadios forman parte del paisaje urbano de Japón. Actualmente también está creciendo el futbol, y de hecho son muchos los chavales que se ven jugando. A nosotros nos identifican claramente con los éxitos de la selección española, aunque el equipo más famoso es el Barca. He visto varios coches con escudos del Barca. El Real Madrid tienen poca presencia.

El paseo hasta Mizonokuchi una vez más te va mostrando escenas corrientes de la tranquila vida diaria japonesa de barrio, y por supuesto los numerosos huertos y plantaciones de frutales en los solares deshabitados. La arquitectura en Japón es caótica, no sigue un estilo determinado. La tradicional es bastante escasa o nula, y se mezclan los bloques de varias plantas, las casas individuales e incluso los cuchitriles de metal. Creo además que salvo sísmicamente las construcciones de viviendas convencionales son malas. Hay dos características esenciales que por razones sísmicas las distinguen de las españolas. No hay casas ni bloques juntos. Al menos siempre hay un metro de separación. Además, las escaleras están por la calle, de tal forma que las entradas a los pisos se hacen también desde unos pasillos exteriores. El caos urbano lo ponen también los famosos cables de las calles, que siempre van por fuera. Este exceso de caos de los cables es sin duda una de las imágenes de Japón, y seguro que os habréis dado cuenta de ellos en las muchas fotos que he puesto.

El tren es el medio de transporte estrella, que vertebra todo. Pero hay muchos autobuses, y sobre todo, bicicletas ¡!!! En nuestro barrio se usan menos, pues hay cuestas, pero en la mayoría de Tokyo y alrededores hay muchísimas. Aprenderemos en España alguna vez que este medio de transporte es barato y saludable? Quizás primero tengamos que aprender a no robarlas de la calle. Aquí en Tokyo la mayoría no tienen candado.

Tanto en Futako-Tamagawa como en Mizonokuchi hay muchas tiendas y centros comerciales. Esto atrae a muchísima gente. Yo diría que las compras es el deporte nacional de Japón. Este país se sustenta por su alto nivel de trabajo-coordinación pero también por su masivo consumo interno. Ellos producen casi de todo, y de calidad, pero también consumen una barbaridad. Los centros comerciales, y en especial los sábados y domingos, están plagados de gente, y uno tiene que ir sorteándola y esperando largas colas para pagar. De hecho, la enorme bajada del consumo en España es lo que nos ha hecho hundirnos todavía más. Me da además la sensación de que la gente sale de su casa a la mañana y no vuelve hasta la noche, lo cual igualmente fomenta el consumo de comida en restaurantes y cafés. Muchas tiendas son muy especializadas, como por ejemplo, de lentillas en todas sus variedades y componentes inimaginables. El consumismo llega a ser tan intenso, que en el H & M pillé a unas señoras intentando comprar mi abrigo que me había quitado y dejado encima de unos percheros de ropa, mientras me probaba ropa. Será moderno que la ropa parezca usada ? jajajaj

Entre las diversas tiendas de productos occidentales, me llevé una gran sorpresa. Cerveza Alhambra hasta de tres modelos diferentes ¡!!!!!! Increíble. Por supuesto que se ven muchos vinos, aceitunas y aceite español. Ayer incluso vi queso manchego. Aunque desgraciadamente la presencia de productos franceses es mucho mayor.


Una dosis de recuerdos de la tierra nunca viene mal….