Estaba un poco asfixiado en la inmensidad de LA, así que hace unos días decidí organizar mi primera escapada, ¿Dónde ir?
Hace unos 6 años, en una de nuestras travesías veraniegas pirenaicas comenzamos en Panticosa e hicimos noche en el refugio francés de Wallon Marcadeau. Esa noche se desencadenó una tormenta que no parecía tener fin. Al día siguiente, en uno de esos momentos radiantes de sol que te ofrecen las alturas tras tanta lluvia, nos encontramos a un señor bastante mayor en lo alto del puerto de la Facha, totalmente rodeado de miles de cosas de montaña, ropa, mochilas, tienda, comida esparcidas por el suelo… Ese loco guiri!!!!!!. Nos paramos, y nos contó que a su amigo y él le había pegado fuerte la tormenta durante la noche, acampados ya cerca del puerto, y que estaba secándolo todo mientras su amigo subía al pico de la Facha. Proseguimos muy impresionados nuestro camino hasta el refugio español de Respomuso, que nos recibió con otra tremenda tormenta, pero ahora de tarde y de granizo. Pensé en los guiris. Pobrecitos, otra vez¡¡¡¡ Al cabo de las dos horas llegaron los dos guiris a Respomuso, donde, extenuados, decidieron quedarse a dormir y volver a hacer el resecado de sus cosas. Cenamos con ellos en la misma mesa y hablamos de todo lo de la montaña en nuestras experiencias previas (es lo que se hace en los refugios). Por casualidad había una revista donde aparecía un montañero andando por un cable cogido de la parte superior a otro cable, con un abismo debajo de él de más de 1000m de altura. Me dice el guiri, que eso era en Yosemite, uno de los Parques Nacionales más importantes de los States, y que él solía ir allí a escalar a menudo, pues eran de San Francisco, y Yosemite era el paraíso de los escaladores. Tome nota, impresionado por las fotos, y lo puse en mi lista de espera.
Hace unos días decidí que la espera había acabado, y que Yosemite National Park sería mi primera escapada californiana. Reservé una casita muy mona cerca del Parque, pues dentro los precios son prohibitivos y los alojamientos escasos. La casa tenía muy buena pinta. Decidí que antes de que el banco se quede con nuestros ahorros, los disfrutaba yo por estas tierras.
Así que hoy a las 5:30 de la mañana, sigilosamente bajé las escaleras para no despertar a Amber (creo que está contenta por que me he ido), pillé mi coche, mis cosas de montaña, mis cutrebotas de 30 dólares en las rebajas, y tomé la ruta 5 rumbo a Sacramento, la capital de California, es decir, hacia el Norte. La salida de LA es decepcionante, por un conglomerado de autovías bien cargaditas ya esa hora de la mañana, espectacularmente anchas, aunque todo muy bien indicado. Yo esperaba encontrarme con campus ricos de cultivos, tan famosos, y tanto que había oído y leído. Pero no fue así, el paisaje era desolador, todo semidesértico, medianamente montañoso, y desolado por los famosos incendios de hace años. La zona se llama Los Angeles National Forest, aunque de forest tiene poco, pues no queda ni un árbol. El paisaje me recordaba totalmente a la zona árida de los Alayos, y las zonas desérticas entre Jaén y Granada. Pasé por Granada, Valencia y Málaga (no es broma….), y en un momento dado empiezo a bajar un puerto de montaña, y ver al fondo un enorme valle lleno de densa bruma. Al llegar al valle, el panorama cambió como de la noche al día, todo completamente llano, y lleno de casas, cultivos e industrias auxiliares y derivados agrícolas. Al fin¡¡¡¡ Había llegado al campo¡¡¡¡ Y más concretamente al Valle de San Joaquín. Primero almendros, luego viñedos, luego nogales y pistachos, frutales diversos, patatas, etc, etc… Los almendros y nogales enormes, unidos los arboles entre sí cual bosques, y todo organizadísimo y con riego. Tienen caballetes de arena de unos 40 cm de alto que unen los troncos, encima de los cuales están externos los tubos de riego. Me acordé infinitas veces de mi padre y de Antonio de la Blanca. “El precio mundial de la almendra lo pone la cosecha de California”, he oído tantas veces en mi casa¡¡¡¡¡ Estaba en mi terreno, necesitaba ver esto¡¡¡¡ pero, donde están mis olivos???? Me llamaron la atención tres cosas; la cantidad de industria agrícola, la diversidad de cultivos (nada de monocultivo), y unos carteles en los pozos y los canales que decían “Food grows where water flows” (los alimentos crecen donde el agua fluye). Bueno refrán¡¡¡¡ Pero en español no rima, en inglés si.
Paré a tomarme un bocata, y fue extenuante tomar la decisión. ¿qué tipo de pan? ¿grande o pequeño? ¿qué tipo de queso? ¿qué vegetales? ¿con salsa o sin salsa? ¿lo quiere en combo, con bebida incluida? Arggggggggggggggggggggggggggggggggggggggggg. Un bocata, coño¡¡¡¡¡ La decisión con el café, ni la cuento…. Estaba agotado de pensar¡¡¡¡
Proseguí, y crucé Fresno, una importante ciudad desparramada, donde tomé la ruta 41, ya sin autovía. A la salida de Fresno, vi unos arbolitos a mi izquierda que me llamaron la atención, eran olivos¡¡¡¡¡ una enorme extensión, pero muy raros, de tronco estrecho pero antiguos, y de hoja tipo las olivas de picocuervo. Y ahí acabó el cultivo, pues acabó el valle. El panorama cambió por completo de nuevo, y las primeras colinas aparecieron. Al fondo, la cordillera, llamada SIERRA NEVADA¡¡¡¡¡ y las cumbres nevadas, y pronto los primeros bosques de encinas y pinos. Todo muy parecido a España, y para colmo con nombres españoles. De hecho tenía la sensación de estar en tierras de Huesca, por Basbatro y Ainsa, viendo Ordesa, con el Monte Perdido y el Malboré al fondo. Pero la carretera con grandes carteles me recordaba que estaba aquí, en Yosemite¡¡¡¡ Pronto llegué a Oakhust, entre ranchos y vacas, y casitas muy monas. El bosque y los paisajes muy Mediterraneos, pero el ambiente puramente americano, con grandes coches, y paisanos ganaderos auténticos. Necesitaba ver esto también. Para colmo pillé una cadena de Country, que funciona aquí de maravilla, y que no pienso quitar hasta que me salga en Country por las orejas. Me encanta ir oyendo Country entre ranchos y coches todo terreno enormes. Es como oir a la Jurado por el paseo marítimo de Chipiona, o un buen fado en el Algarve, o un tango en la calle Corrientes. Las cosas tienen su sitio. Me acordé infinitas veces de mis compañeros de excursión, y de hecho no paro de hacerlo. Qué mala es la soledad¡¡¡
Entre un entramado de carreteritas conseguí llegar sin pérdida a mi casa, Highland House. La había visto por fotos, pero me emocionó mucho verla en directo y vivir todo lo que ya he vivido y lo que aún estoy viviendo en ella. La foto habla por sí sola. Está en medio de un bosque cerradísimo de pinos, sequoias y encinas, y hay que circular por carriles para llegar a ella variados. Me esperaba un sobre a mi nombre en la puerta, y varios Welcome desparramados. No estaba preparado para tanto recibimiento. La casa no estaba vacía, pues estaba Nara, la limpiadora y la que hace el desayuno. Una señora de mediana edad, típica americana simpática que no puede parar de hablar. Me recibe, me enseña toda la cosa y me lleva a mi cuarto, una suite espectacular, con una cama que caben 4 o 5 personas, y una chimenea que tengo encendida. Pondré fotos los próximos días. La casa es de Mikel, que no estaba aquí, sino en Fresno, con su mujer. Esta es su casa de vacaciones y alquila 3 habitaciones. Nora me cuenta que hay osos, y muchos, pero que no comen personas, sino comida de las personas, y que no deje nada en el coche si no quiero que me lo destrocen los osos. Esto me impresiona¡¡¡¡ Y me acojona¡¡¡¡¡¡ La casa es para verla, pero eso lo contaré poco a poco a lo largo de los días que voy a estar aquí. Nora se impresiona por que no me he perdido y sobretodo por que no tengo GPS. Esta no sabe con quien está hablando¡¡¡¡¡¡ Supermapa al volante¡¡¡¡ Y haciendo también de copiloto¡¡¡¡
Me largué pronto de la casa con mi coche, pues quería entrar al parque y caminar. Así que tras infinitas curvas, llegué al puesto de entrada, ¿puedo pasar? Sure…… 20 $¡¡¡ (te acuerdas, Cristobal?). Me recibieron dos viejitas vestidas de guardabosques americano con el gorrito típico, y me explicaron todo tipo de detalles del Parque, especialmente las carreteras cerradas por la nieve hasta Mayo¡¡¡ Y poco a poco empezó la nieve, y los grandes paredones graníticos característicos de este Parque por donde la gente escala, y los bosques magníficos, y los arroyos, poco caudalosos ahora. Aparqué donde no podía seguir, y me aventuré a ir andando entre senderos varias millas hasta el Mirror Lake, un sitio tranquilísimo donde el rio Merced se ensancha. No encontré osos, al parecer salen por la noche a comer por todos sitios donde dejan los humanos. Está prohibido dejar comida en los coches, y tienes que meterla en unos contenedores que no llegan a romper los osos. El ambiente es típicamente de fin de otoño, con mezcla de colores y las primeras nieves, y muchísimas setas, todas parecidas o iguales a las españolas. Y milllllllllllllllllles de níscalos¡¡¡ No entré en la histeria de buscar níscalos, no vaya a ser que me pillaran con la bolsa a la salida, y el FBI empiece a buscar al loco de los níscalos, que trafica con sus amigos de España¡¡¡¡ Así que me dedique a caminar, y a comer donde había gente. No me atrevía a sacar la comida con los osos¡¡¡ jajaja. Pero no los vi¡¡¡¡¡ Lo mismo ya están en sus guaridas de invierno¡¡¡
Se me ha hecho noche volviendo a casa, y a mi llegada estaba Mike, el dueño, un viejito típico americano, con pinta de ranchero (debió ser guapo en su tiempo), que me ha contado mil batallas, entre ellas que está jubilado, y muy preocupado por la crisis en States y en Europa. Es amabilísimo, y tengo toda la casa a mi disposición, comida de ellos incluida, y cocina por supuesto. Me he hecho la cena. Todo ordenadísimo y fácil de encontrar, nada que ver con el caos de cocina guarra de Amber. Aquí huele a fragancias, no a la mierda de los perros. Aquí limpian y hace calorcito de hogar, no la nevera nocturna donde vivo en LA. Lo necesitaba¡¡¡¡¡¡ Necesitaba el retiro, y si no fuera por lo caro que es, me vendría aquí varios meses a escribir mis Memorias, o le compraría la casa como va haciendo Rosita cada vez que viaja. Me he pegado un baño con sales, y estoy escribiendo bajo una lamparita tenue junto al fuego, en la esquina de la casa viendo las lucecitas del camino de la entrada y esperando la llegada de un oso. No puedo describir realmente lo que siento…., esto es lo que verdaderamente me gusta. Y solo puedo decir, I got it¡¡¡¡¡ (Conseguido¡¡¡¡)
Mi casa |
Puesto de entrada a Yosemite |
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