sábado, 26 de noviembre de 2011

Thanksgiving


Ya dije en una de mis crónicas anteriores que había tenido la suerte de vivir aquí algunas de las fiestas más sonadas de los States. El día de Acción de Gracias (Thanksgivins) es, sin duda, la fiesta de las fiestas americanas. El gran día, la gran noche.

Hace unas semanas le pregunté a un amigo por qué es tan importante este día. Porque no es una fiesta religiosa, me dijo, y por tanto, la sigue todo el mundo. Interesante razón, especialmente en un país multireligioso y multicultural como son los States, y California especialmente. Siempre he pensado que las religiones, a pesar de unir a comunidades y tener cosas beneficiosas, separan a los pueblos y han sido el donante de muchas guerras. Pero este blog, no trata ni de política, ni de religión, ni de futbol…

En los States el día de Thanksgiving tiene su origen en el siglo 17, en el estado de Massachusetts. Los colonos de Plymouth (Massachusetts) no tenían suficiente comida, y los nativos de la tribu Wampanoag ayudaron a los peregrinos con semillas y enseñándole a pescar, es decir, a producir comida para alimentarse. No me des peces, enséñame a pescar¡¡¡ Sabia frase que muchos governantes debían aplicar. El día, por tanto, consiste en dar gracias por todo lo que tienes, lo cual no es una mala causa. Ojala pensáramos en ello todos los días. Es una fiesta que no tiene día fijo, sino que es el último jueves de noviembre, por lo que todos los años constituye el único puente que tienen los americanos en todo el año.

Lo celebran con una cena familiar en torno al personaje estrella de Thanksgiving, EL PAVO¡¡¡¡¡ No queda pavo viviente en todo el continente americano cuando llega Thanksgiving¡¡¡¡ Es, por tanto, una cena tipo la de Nochebuena, pero sin villancicos ni panderetas¡¡ El día de antes a Thanksgiving, el presi, Obama ahora, sale indultando un par de pavos, imagen que da la vuelta al mundo, pero que aquí casi ni conocen. Será algo así como el discurso del rey en Nochebuena, que existe, pero que nadie le hace ni puñetero caso.

¿Y qué hacer yo, más solo que la una en esta inmensa ciudad, ya que mi querida Amber se iba con sus primos, y la verdad una cena con ella en su repugnante cocina no era lo que aquí dicen un “exciting plan”? Pues viéndolas venir, se me ocurrió liderar hace una semana un movimiento en mi clase de inglés en base a la idea de “Extranjeros solitarios deben unirse para cenar el día de Thanksgiving”. Y funcionó¡¡¡¡¡¡

El día 24, jueves, amaneció espectacular, de buen tiempo, con más de 25 grados. El buen tiempo, unido al puente, y a que casi nadie trabajaba y mucha gente se había ido de viaje, daba a la ciudad un aspecto raro, sin tráfico, casi todo cerrado, muerto, y desolado. Antes de salir estuve viendo en la tele un estupendo desfile en New York City, el más famoso desfile de Thanksgiving de todos los States, precioso y digno de admiración, en la puerta de los famosos almacenes Macys (el Corte Inglés americano). ¿Te acuerdas Cristobal que Passolas entró con su señora a comprar vaqueros? Jajaja. El desfile es de bandas, carrozas, cantes y bailes con magnificas coreografías. Nada de religión ni de militares¡¡¡¡ Y acab con Papá Noel llegando en una gigantesca carroza, por que THANKSGIVING ES EL INICIO DE LA NAVIDAD¡¡¡

Yo me fui al barrio de Westwood (donde está UCLA), donde habíamos quedado 5 alumnos del curso (dos japoneses, una chica preciosa de Indonesia, un chico iraní y yo) para cenar a las 4 de la tarde (la hora de cenar en Thanksgiving¡¡¡) en uno de los pocos restaurantes abiertos, el Palomino, con asqueroso nombre, pero rica comida, y estupendos vinos, muchos de ellos españoles¡¡. Y nos comimos nuestro pavo y todo¡¡¡ Pero no hay nada peor que salir con japoneses casados sin sus respectivas parejas, en un país que no es el suyo, y sin experiencia de beber alcohol. El grado de despelote e ida de hoya es tremendo y es imposible seguirles el ritmo¡¡ Beben como locos y se emborrachan pronto¡¡¡

Nos echaron del Palomino a las 8 (a esa hora ni el rey ha dado el discurso en Nochebuena en España¡¡¡), y todo estaba cerrado, salvo un supermercado enorme donde nos inflamos a seguir comprando bebida y comida, yo avergonzado de ver a los japos locos cogiendo botellas de todo tipo. Nos fuimos al piso de uno de los japos, cuya señora se había largado a Japón hace dos días. PELIGRO¡¡¡ En casa de mi amigo, con un perro limpio y ordenado como todo lo que hacen los japoneses, estuvimos hablando de cosas secretas imposibles de contar en este blog y oyendo música hasta las 2 de la mañana. Yo, siguiendo la tradición, me dormí en el sofá, dando así mi Thanksgiving por concluido.  De vuelta a casa nos pillamos un taxi (también iraní¡¡¡) que nos fue repartiendo por medio Los Angeles, pues la multa por conducir bebido asciende a 10.000 dólares¡¡¡. El número de patrullas esa noche se incrementa infinitamente. Hay que llenar las arcas del estado¡¡¡

Pero para mucha gente, menos dormilona que yo, Thanksgiving no acaba a las 12 de la noche, sino que empieza lo verdaderamente interesante¡¡¡ El Black Friday, o Viernes Negro, un día de enormes rebajas (en algunos casos desorbitadas), y que sirve para dar la bienvenida oficial a la Navidad¡¡¡¡ y por supuesto, AL CONSUMISMO ¡¡¡ Yo me fui a la cama al llegar a casa (no estaba para tiendas), y al día siguiente, aún Black Friday, me fui a Santa Monica a ver el espectáculo y comer con Junko y Ken, los japoneses impresionantemente rehabilitados. Colas infinitas en las tiendas (la de Apple estaba a reventar), pero como mi nivel de resaca era elevado, no tenía ganas de bullicios, por lo que me fui a echar una estupenda siesta en la playa. Genial Black Friday para mi¡¡¡¡ 

Cuando volví a mi casa, vi que estaba todo revolucionado. ¿Qué pasa? Amber estaba con miles de cajas sacadas de un trastero que tienen en la cochera, con infinita decoración navideña¡¡¡ Menudo despliegue de decoración¡¡¡ La Navidad ha llegado a mi casa¡¡¡¡ Ya mandaré fotos, y sirve, además de dar un calor hogareño estupendo, para tapar la mierda de los muebles. Me encanta¡¡¡

Hoy sábado (no sábado negro), ya con mi cuerpo reparado, he recibido una llamada. Ya tengo vida social en LA, tengo amigos, y salgo, por lo que, a poco ya de mi vuelta, mi vida está dando un importante giro. Suele ocurrir. Entre los amigos que tengo está una estupenda pareja de manchegos de Tomelloso, físicos de la Complutense, que llevan 6 años trabajando de investigadores en UCLA, encantados de trabajar aquí, pero deseosos de ir a España. Yo reacio a quedar con españoles, me he tenido que rendir a la evidencia. Los paisanos son los paisanos, y los manchegos, mucho mejor. Siempre he hecho buenas migas con los manchegos, ¿por qué será?¡¡¡ 

El caso es que hemos estado tomando cerveza y pollo frito (un litro por cabeza, una ración de pollo y otra de cebolla frita, 67 dólares), en un zona de la playa de Venice que no conocía aún, y que es la verdadera y famosa zona de Venice. Y al igual que he quedado impresionado por otras cosas en California como Yosemite, UCLA y el futbol americano, el ambiente de esta zona de Venice es realmente de película¡¡¡

Mi pequeña guía de LA dice “Venice mola. Su encanto es tal que amenaza con comérsela viva y escupirla en forma de Santa Mónica. Durante años el barrio ha atraído a un buen número de artistas, visionarios, soñadores, tirados, borrachos y alboratodores. Ocean Front Walk representa el lado chiflado del sueño americano: vendedores ambulantes, cachas y artistas descarados que piden atención a codazos. Es una locura, pero es muy divertido. Aunque uno nunca la visite, es bonito saber que existe”. 

Y efectivamente, eso es Venice, una locura de paseo marítimo, separado de la impresionante playa del pacífico por las típicas palmeras californianas (me enterado que son Palmitos, no palmeras), donde uno encuentra de todo, desde el más feo, hasta el más guapo, desde la tia más loca, hasta el colgado más impresionante, desde el tipo más cachas haciendo pesas, hasta el personaje más delgado que has visto en tu vida. Y para colmo, desde aquí puedes ver una de las puestas de sol más maravillosas de tu vida echándote una cerveza, y como no, fumánndote toda la mariguana que te de la gana, sabiendo que el poli de turno no vendrá a quitártela y llevarte a la carcel. Es el sitio de la mariguana, aquí es legal, el sitio del ambiente hipie venido a menos, donde acaba la famosa ruta 66, mítica como ella sola, y donde la mariguana se vende legalmente en unos garitos sarcásticamente denominados “Marihuana medical center”, o variantes, donde uno pasa un reconocimiento médico y consigue la receta médica para que le den allí mismo la marihuana. 

Es la esencia de California. Aquí oyes tocar “La casa del sol naciente” por un grupo de hippies nostálgicos con los palmeras detrás, mientras chicos pasan con sus patines delante de las imponentes e infinitas playas, y te traspones pensando que Venice es esa parte loca de California que uno se imagina antes de venir, auténtica como ella sola, y a la vez decadente hasta la médula. El contraste lo ponen las estupendas casas de grandes cristaleras y maravillosos salones desde donde tener las mejoras vistas de la puesta de sol, llenas de nostálgicos ricachones (debe ser carísimo vivir en estas casas), bebiendo cerveza y fumando mariguana ante la envidia de los paseantes. Porque otra cosa no, pero dinero en California, más del que te imagines¡¡¡ Es la zona más buen rollito (BR) que he visto jamás¡¡¡¡

Uno puede buscar en internet la historia de los dispensarios médicos de mariguana en Venice Beach. Yo he encontrado este: Venice Beach tiene más dispensarios de marihuana que cafeterías Starbucks. Las clínicas que prescriben esta droga como medicina legal se han convertido en un lucrativo negocio y han tomado el paseo marítimo de la playa. Los doctores de Venice están exprimiendo la ley del estado que permite el uso médico de la marihuana desde 1996. California se convirtió en el primer estado en legalizar esta droga y fue seguido por 13 estados de EEUU que hoy aceptan el consumo de marihuana con fines médicos. El negocio puede florecer en estas regiones después de que el presidente, Barack Obama, anunciara que el Gobierno federal no perseguirá el consumo de esta droga en los estados donde es legal.

A mi vuelta a casa en el coche, una imagen de película, otra más¡¡¡¡. Impávido, se me acerca a gran velocidad un todo terreno gigantesco americano, conducido por una viejita bastante anciana con dos gigantescas banderas americanas ondeando en las ventanillas. Ni en el más loco de mis sueños se me aparecería una de mis abuelas, que en paz descansen, en un Land Rover con dos gigantescas banderas de España. Pero, aquí, todo pasa…. siempre hemos pensado que todo pasa en los States....y empiezo a creérmelo.

Por hoy creo haberlo visto todo…… Más vale acostarse….que mañana es domingo, y no hay que trabajar….

pd: las fotos en Venice, imposibles, gran contraluz. Necestito un experto fotógrafo¡¡¡¡


Mi cena Thanksgiving

Grupo Br en Venice

Mi atardecer de hoy bebiendo cerveza con los españoles. qué lujo¡¡¡¡

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